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sábado, 14 de junio de 2014

ESTIMADOS AMIGOS: COMPARTO CON UDS UN DISCURSO PRONUNCIADO EN LA BENEMERITA SOCIEDAD FUNDADORES DE LA INDEPOENDENCIA, VENCEDORES DEL COMBATE DEL 2 DE MAYO DE 1866  Y DEFENSORES CALIFICADOS DE LA PATRIA , POR EL SR. GENERAL DE DIV FRANCISCO VARGAS VACA. ME ATREVERÍA EN SUGERIRLES HACER UNA LECTURA COMENTADA A SUS HIJOS, NIETOS PARA QUE TOMEN CONOCIMIENTO DE UNA REALIDAD HISTÓRICA.  UN ABRAZO


Este Discurso por el 7 de Junio, es suigeneris ya que hace muchos años por no decir nunca había escuchado un análisis de nuestra realidad histórica y que nos comprometa a ser verdaderamente democráticos y patriotas en todos los frentes por siempre.



 
DISCURSO DE ORDEN CON OCASIÓN DE LA BATALLA DE ARICA EN LA BENEMÉRITA SOCIEDAD FUNDADORES DE LA INDEPENDENCIA, VENCEDORES DEL COMBATE DEL 2 DE MAYO DE 1866 Y DEFENSORES CALIFICADOS DE LA PATRIA

El 5 de junio en la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, tuve el honor de pronunciar el discurso de orden en la Ceremonia en conmemoración de la Batalla de Arica, el cual fue largamente aplaudido por los asistentes.
Se adjunta para su conocimiento, y difusión de considerarlo pertinente.
Atte.
General de División 
FRANCISCO A. VARGAS VACA

DISCURSO DE ORDEN DEL SEÑOR GENERAL DE DIVISIÓN  FRANCISCO ANTONIO VARGAS VACA EN LA SESIÓN SOLEMNE CON OCASIÓN DE LA BATALLA DE ARICA; ORGANIZADA POR LA BENEMERITA SOCIEDAD FUNDADORES DE LA INDEPENDENCIA, VENCEDORES DEL COMBATE DEL 2 DE MAYO DE 1866 Y DEFENSORES CALIFICADOS DE LA PATRIA

Señor General de División Carlos Alfonso Tafur Ganoza, Presidente de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores del Combate del 2 de mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria.
Señor General de Ejército Ronald Emilio Hurtado Jimenez, comandante General del Ejército.
Distinguidos miembros del Consejo Directivo  de nuestra Benemérita Sociedad
Estimados Generales y Almirantes de la mesa de honor.
Dignas autoridades civiles y militares.
Damas y caballeros, asociados e invitados.
Señoras y Señores.
 
Disertar en nuestra Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, la primera institución del Perú y América creada con fines cívico-patrióticos en 1857 y donde se exalta el glorioso pasado de nuestra patria es un marcado privilegio; pero si además de ello, haber sido designado para disertar sobre un evento tan trascendental y de tanta recordación para nuestro país, como es la batalla de Arica; entonces este privilegio se convierte en un señalado honor, que tendré presente por el resto de mi mortal existencia.
Por ello, agradezco la designación y el honor que me hace el Señor General de División Presidente de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, al darme la oportunidad de disertar ante tan selecto auditorio.
Los discursos sobre la batalla de Arica, normalmente comprenden un vibrante relato de los hechos históricos, una pincelada sobre la solicitud de rendición a cargo del emisario chileno, una reflexión sobre el significado de la famosa frase del Coronel Francisco Bolognesi, una narración de la batalla, y un homenaje a los actores de esta tragedia. Pero, creo que el elevado nivel de los presentes me releva de la narración histórica y me permite hacer algunas reflexiones sobre los hechos, de manera directa.
 
Y es que al repasar los libros de historia que tratan sobre la epopeya de Arica, inmediatamente surgió en mi mente una primera interrogante, que me permito plantear:
¿Cómo pudimos llegar a esto? ¿Cómo pudo ser que un país tan rico en recursos y con gente con tantas excelencias, llegue a una situación tan extrema como Arica?
¿Cómo pudo suceder que un país, heredero del más grande imperio de América – el Tahuantinsuyo – y heredero de una de las pocas culturas primigenias del mundo – la cultura incaica - ; y a su vez, depositario del virreinato más poderoso de esta parte del planeta, se convierta en una República libre pero caótica, y se vea doblegada por otro país más pequeño, con menos recursos, y que sólo llegó a ser una Capitanía tutelada por nuestro virreinato?
Y es que si nos situamos en el momento en que Chile nos declara la guerra el 5 de abril de 1879, encontráremos que durante los primeros 58 años de República, estuvimos desunidos, enfrentados peruano contra peruano, y con una débil identidad nacional, donde los intereses personales y de grupo se antepusieron al interés de la nación en su conjunto, no habíamos dejamos de lado nuestras diferencias, nuestras ambiciones subalternas, perdimos más de cincuenta años en rencillas internas, el país fue un desorden; y entonces, ante una amenaza exterior, no reaccionamos unidos y no enfrentamos todos juntos la amenaza. Las diferencias entre uno y otro, nos llevó a la debacle ante la prueba de una guerra. Muchos peruanos quisieron sacar partido de la situación.
Es decir, el día que se inició la guerra, ya la habíamos perdido. Chile no nos ganó la guerra, nosotros la perdimos.
Ante la cruda posible respuesta a la primera interrogante, preguntémonos: ¿Hemos aprendido la lección de Arica?
Ahora nuestra población, civiles y militares ¿Estamos fuertemente unidos para enfrentar las amenazas extranjeras? ¿Estamos unidos para enfrentar con éxito el terrorismo y el narcotráfico internacional? En buena cuenta ¿Hemos aprendido la lección de Arica?
 
Dejemos ahí esta reflexión por un momento, y pasemos a una segunda interrogante, que asaltaría a cualquier lector de nuestra historia:
¿Cómo pudo suceder que después de ser vencedores en el combate del 2 de mayo de 1866, sólo catorce años más tarde, tuvimos un desastre, una hecatombe para nuestras armas en 1880?
¿Cómo pudo suceder que después de vencer en 1866 en el Callao, tengamos una derrota contundente en 1880 en Arica? ¿Qué sucedió en esos 14 años?
Y es que es particularmente importante reflexionar sobre las circunstancias que condujeron a la epopeya de Arica.
Recordemos que en el combate del Callao, más conocido como combate del 2 de mayo de 1866, el Presidente General Mariano Ignacio Prado dirigió personalmente las defensas del puerto contra la amenaza exterior, constituida por la formidable escuadra española. En ese glorioso día peleamos juntos: ecuatorianos, peruanos y chilenos, civiles y militares, gobernantes y ciudadanos; de esa unión nació la victoria.
El General Mariano Ignacio Prado gobernó hasta 1868; desde enero del 68 hasta agosto del 72, tuvimos 9 gobernantes en sólo 4 años; hasta que fue elegido el Dr. Manuel Pardo y Lavalle, el primer civil que llega a la Presidencia por elecciones, luego de más de 50 años de República; esto demuestra la falta de estabilidad política de nuestra República en esos años.
Una de las primeras disposiciones del Presidente civil Manuel Pardo y Lavalle fue reducir nuestro Ejército de Línea a 2,200 efectivos y los  distribuyó en todo el territorio para develar los 34 levantamientos que hubieron en su gobierno; así mismo, distribuyó el armamento del Ejército de Línea en la población para reforzar la Guardia Nacional, y anuló las compras de armamento y naves blindadas; además y lo más grave: firmó un Tratado Defensivo con Bolivia, país que ya tenía serios problemas políticos con Chile. Es decir degradó a su mínima expresión nuestro sistema de defensa nacional y nos puso en un grave riesgo a nivel internacional.
Así llegamos a 1876, en que el General Mariano Ignacio Prado asume nuevamente la Presidencia; el General Prado trató de recomponer el Ejército, pero el liderazgo de los jefes, la experiencia de los Oficiales, la capacidad de las Unidades no se consigue de un momento a otro; es un proceso continuo y permanente. En esa penosa situación, llegamos al 5 de abril de 1879 en que Chile nos declara la guerra; luego, de seis meses de brillante campaña marítima de nuestra Armada, en octubre capturan el Huáscar y perdemos al Almirante Grau; y con él, perdemos nuestra capacidad de actuar en el mar.
Luego, el 27 noviembre de 1879 llegaría la victoria de Tarapacá, sin embargo, después de la victoria, las tropas peruanas iniciaron una penosa retirada hacia Arica, las tropas chilenas ocuparon esta provincia. En esas circunstancias, el presidente Mariano Ignacio Prado viaja a Europa en plena guerra, en circunstancias particularmente difíciles para el país. Nicolás de Piérola se autoproclama Presidente, y el 23 de diciembre de 1879 entra a Palacio de Gobierno; su primera disposición fue relevar a gran parte de los mandos militares y colocar a "civiles pierolistas” otorgándoles el grado de coronel. Las derrotas se sucederían hasta el desastre en el Alto de la Alianza el 26 de mayo de 1880, que sería el preámbulo de la batalla de Arica.
El día de la batalla de Arica, el 7 de junio de 1880, el Presidente del Perú era el abogado Nicolás de Piérola, permanente conspirador, que vivió muchos años en Chile; y el Jefe del Ejército del Sur era el Contralmirante Lizardo Montero, prestigioso marino, que había derrotado a Piérola en uno de sus tantos levantamientos. Piérola no apoyó a Montero, no le envió refuerzos ni abastecimientos y contribuyó a la derrota del Ejército del Sur, que culminó con la tragedia de Arica. Ni siquiera por la Patria amenazada, los políticos pierolistas olvidaron sus rencillas personales con los militares.
Entonces surge inevitable la pregunta: ¿Cómo pudo ser que ante la amenaza exterior, la clase política y el Alto Mando Militar no dejen de lado sus enfrentamientos particulares, no tomen sus previsiones, no planeen, ni conduzcan las operaciones militares en conjunto, y hayan permitido que 1,700 peruanos se encuentren en tan desgraciada situación en Arica?
Nuestra historia nos dice que los políticos y los militares estaban más preocupados por sus enfrentamientos personales, por sus ambiciones de poder, conformaban dos mundos separados, que vivían de espaldas, y enfrentados unos a otros.
Y ante ello ¿Hemos aprendido la lección de Arica? ¿Tenemos ahora a una clase política y a un estamento militar debidamente unido y coherente?; los políticos ¿Respetan y apoyan adecuadamente a los militares en actividad y en retiro? Y los militares ¿Están subordinados al poder constitucional, como reza nuestra Constitución; y no están sometidos al poder civil, como muchos quisieran? En pocas palabras: Ahora ¿Tenemos una sana, adecuada y sólida relación civil militar?
Por otra parte, ahora que se han cerrado nuestras fronteras y se oyen voces de reducir a las Fuerzas Armadas a su mínima expresión, recordemos lo sucedido antes de 1879; y es que al reunir 600 hombres y vestirlos de uniforme, no se consigue un Batallón, es decir una unidad entrenada que combate en conjunto, se requiere capacitación, entrenamiento, liderazgo, confianza y tiempo; lo mismo se podría decir de la tripulación de un buque de guerra, o de la dotación de pilotos y operadores de una Base Aérea.
 
 
Ante estas dos interrogantes, surge inmediatamente una tercera: ¿Cuál fue la causa – la profunda y verdadera causa – del desastre de Arica?
Si nos ponemos la mano al pecho, en un colectivo acto de contrición, encontraremos no una, sino varias causas del desastre: Falta de responsabilidad, imprevisión, mediocridad, incapacidad, incompetencia, desunión de la sociedad peruana, corrupción, enfrentamientos internos entre peruanos, falta de altura de estadista en la clase gobernante, y falta de preparación en el estamento militar.
En Arica no solo fue derrotado el Coronel Bolognesi, sus Oficiales y su tropa. En Arica, tampoco fue derrotado el Ejército o la Marina solamente; en Arica, fue derrotado toda la nación peruana, que no supo unirse y defenderse; fue derrotado todo el Estado Peruano, que no pudo cumplir con uno de sus deberes fundamentales, y no pudo cumplir con dar seguridad a nuestros ciudadanos y no pudo preservar nuestro patrimonio, perdiéndose inmensos territorios; pues en Arica se termina la Campaña del Sur en la guerra de conquista que Chile emprendió contra el Perú. 
 
Estoy seguro que cada uno de Uds. tiene una respuesta a estas – tal vez - insolentes preguntas, cada uno de Uds. Tiene su propia opinión acerca de estas – tal vez – atrevidas reflexiones; pero si he logrado mover su conciencia hacia estos temas, entonces habré logrado el propósito de este discurso.
 
Sin embargo, a riesgo de ser desaforado, permítanme una cuarta y última interrogante:
¿Qué creen que pensaban los 1,700 peruanos que defendían la Guarnición de Arica en los días anteriores a la batalla?
¿Qué podría pasar por la cabeza de nuestros compatriotas en el morro, la semana anterior al 7 de junio?
Los invito a realizar un ejercicio mental: Pongámonos en la situación de los combatientes en el morro de Arica el 1 de junio de 1880. En esa fecha, conocían de la derrota en la Batalla del Alto de la Alianza, de la ocupación de Tacna, de la deserción del Ejército boliviano, conocían que los peruanos sumaban cerca de 1,700 hombres, de los cuales la mayoría eran los llamados “cívicos”, es decir ciudadanos recién enrolados durante la guerra, mal vestidos, peor equipados, con escasas municiones y medios, con mucho entusiasmo, pero muy poca preparación militar, no disponían de Unidades de Caballería, y su Artillería apuntaba al mar, no era la más adecuada para el combate terrestre; finalmente, conocían que eran la última fuerza peruana en el sur del país.
Sobre el enemigo, los peruanos sabían que al norte se encontraban 15,000 soldados chilenos en Tacna que le cerraban el paso; al sur 5,000 chilenos habían ocupado Iquique, al este 6,500 efectivos le impedían replegarse hacia los Andes, y al oeste tenían el mar y toda la escuadra chilena; es decir, estaban rodeados por mar y tierra, sin posibilidades de retirada, sin posibilidades de refuerzos, y sin ninguna alternativa viable de obtener una victoria ante la superioridad militar del invasor.

Imagínense que Uds. Se encuentran en esa situación. Seguramente estudiarían sus opciones:
·         Una: resistir lo más posible.
·         Dos: Rendirse, hasta encontrarse en mejores condiciones para seguir combatiendo.
En esas condiciones extremas, pensemos: ¿Por qué no se rindieron? No serían la primera unidad militar en el mundo que se haya rendido. La historia militar mundial registra casos de rendición:
·           Como cuando los musulmanes (Boaddil) se rindieron ante fuerzas españolas en Granada en 1492.
·           O como la célebre rendición de los defensores holandeses en la guarnición de Breda ante los atacantes españoles en 1,625; cuando las tropas holandesas  salieron de la ciudad, lo hicieron al paso de desfile, llevando sus banderas, uniformes y armas.
·           Así mismo, hubieron Unidades británicas que se rindieron, a las fuerzas rebeldes durante la Guerra de Independencia norteamericana; particularmente en Saratoga (General Burgoyne) en 1777, y en Yorktown (Lord Cornwallis) en 1781. Las fuerzas británicas que se rindieron fueron tratadas con respeto y caballerosidad.
·           Además, todos conocían de la rendición del Brigadier español Rodil en 1826, dos años después de la batalla de Ayacucho. Cuando Rodil y 400 famélicos realistas entregaron la Fortaleza del Real Felipe, fueron recibidos con honores militares por los patriotas.
Entonces, ¿por qué el Coronel Bolognesi y los defensores de Arica no se rindieron? ¿No creen Uds. Que esos Oficiales no pensaron en sus esposas, en sus hijos, en sus familias, en sus casas?
Yo creo que no se rindieron, porque ante tanta adversidad, ante tanta imprevisión, ante tanta mediocridad, ante tanta incapacidad y traición; alguien debía decirle al Perú y al mundo, que los peruanos somos un pueblo con dignidad, un pueblo con honor, un pueblo altivo y orgulloso. Y en esas tristes horas para nuestra Patria, alguien debía señalar el camino, marcar el rumbo, dar el ejemplo, e indicar que nuestro camino estaba signado por perseverar hasta el fin, por esforzarnos hasta el último aliento, por pelear hasta el último cartucho. Esa era nuestra única alternativa, rendirnos no era una opción.

Y esa gloriosa decisión, marcó nuestro proceder en el resto de la guerra: en San Juan, en Miraflores, en la campaña de la Breña, en Sausini y en Huamachuco, nunca nos rendimos; y luego de esta guerra, continuamos, y nunca las armas peruanas se han rendido, ni en la guerra con Colombia, ni en la guerra con el Ecuador en 1941, ni en el Cenepa, ni en el Cóndor, ni en el Proceso de Pacificación.
Y es que, como todos los Ejércitos, hemos tenido victorias y derrotas, pero nunca tuvo una rendición. Arica nos señaló el rumbo y los militares aprendimos la lección. Los militares peruanos jamás nos rendimos…
 
Creo que han sido suficientes interrogantes, suficientes reflexiones con motivo de la epopeya de Arica.
Finalmente, debo decirles que creo que los héroes de Arica, no se inmolaron para que les dediquen un discurso, no se sacrificaron para que calles y plazas lleven sus nombres grabados en bronce, no se sacrificaron para que les pinten un óleo, o les canten un himno, o les reciten algún poema, ni siquiera para que les escriban un libro. Creo que los héroes de Arica están por encima de todo ello.
Creo que lo que ellos buscaban, era que los tomemos como ejemplo, que sean nuestro modelo a seguir, que todos los peruanos luchemos hasta el último aliento por nuestra Patria. Ese sería el mejor homenaje que pudiéramos hacer a los héroes de Arica; el mejor homenaje que pudiéramos hacerles es tener hoy – en el momento presente – un país unido, integrado, fuerte, donde civiles y militares, políticos y ciudadanos, gobernantes y gobernados trabajen unidos y en armonía hasta el último aliento, y que, de ser el caso, peleen hasta el último cartucho, por un Perú más unido, más fuerte y solidario.

El mejor homenaje que hoy podemos dar a los defensores del morro, es decirles, desde acá que hemos aprendido la lección, y que ellos nunca serán olvidados, que su ejemplo será seguido y jamás serán olvidados.
Y sobre el olvido, permítanme narrarles lo que mi padre, alguna vez me dijo, más o menos en los siguientes términos: “Los militares tenemos  tres muertes, la primera sucede cuando nos dan de baja, la segunda es su muerte física; la tercera muerte de un militar sucede cuando lo olvidan, está es la última y definitiva muerte”. Por ello, nosotros decimos que Bolognesi nunca morirá, los defensores del morro nunca morirán, porque viven y vivirán eternamente en el pensamiento de todo buen peruano.
Y es que gracias a los defensores de Arica, somos un pueblo con honor, con dignidad, un pueblo que mira de frente, altivo y orgulloso, y que no tiene porque bajar la cabeza ante nada, ni ante nadie.
 
¡Honor y gloria al Coronel Bolognesi, a sus Oficiales y tropa!
¡Honor y gloria a los defensores del morro de Arica!
Y gracias a ellos, gracias a su sacrificio podemos decir:
¡Honor y gloria a nuestra Patria: el Perú!
 
Muchas Gracias.

miércoles, 14 de mayo de 2014

La Ignorancia Supina de los talentos de Gobierno

En esta oportunidad quiero hacerles un modesto análisis y comentario acerca de la problemática de la Seguridad en nuestro querido país.
Estamos cansados y de alguna manera preocupados, ya que pareciera que existe una tremenda confusión en las funciones que ejerce el Asesor de Seguridad del Presidente, el Ministro del Interior y el Director de la PNP, pareciera que todos ellos son una especie de Directores de esa Institución, los tres elementos se pelean por ejercer su autoridad  con la PNP y se olvidan que este asunto debe verse desde el punto de vista de las amenazas, las que se han globalizado y se clasifican en:
- Tradicionales
            - Asuntos Limítrofes, fronteras vivas, etc.
- No Tradicionales
- Narcotráfico, terrorismo, tráfico de personas, tráfico de armas, trata de blancas, tráfico de órganos, etc.
- Estructurales
- Amenazas informáticas, económicas, pobreza extrema, delincuencia común, bactereologicas, epidemiológicas, psicológicas, etc.

Esto da pie a que el Congreso y el Ejecutivo se pronuncien con políticas de Defensa y Seguridad las que deben ser promulgadas, difundidas y puestas en conocimiento de todos nosotros los Peruanos sin excepción (cosa que no se hace) para que cada Sector de la Nación  implemente y trabaje en  lo que le concierne con el Consejo de Seguridad Nacional el cual preside el Presidente de la Republica.
Dicho lo anterior,  el Sector Interior tiene que trabajar en un mayor porcentaje con las Amenazas No Tradicionales y las Estructurales, de tal forma que este Sector debe estar enlazado con los demás Sectores (Salud, Agricultura, Ambiente, Economía, etc.) de la Nación para  actuar de manera conjunta a través del Famoso Plan o programa de Seguridad Nacional, cosa que hasta la fecha no se desarrolla, lo que vemos y sabemos es que los elementos mencionados que fungen como Directores de la PNP en diferentes niveles, solo quieren aumentar desmedidamente la cantidad de policías y patrulleros al margen del protagonismo, y todo esto para afrontar solo un tema de amenaza, como es la delincuencia común y se olvidan de las demás amenazas de las cuales nada se dice pero que todo el tiempo nos flagelan, ni como Asesor (Pedraza), ni como Ministro (Albán) y menos como Director de la PNP (NN).
Debemos analizar que la PNP ha crecido faraónicamente en número de efectivos, al punto que entre ellos ni se conocen, existen Escuelas en casi todas las capitales de Departamento y cada tres meses se gradúan cientos de ellos con la autoridad que les da el uniforme, pero con una total deficiencia de preparación y entrenamiento, claro, con honrosas excepciones.
En qué momento entrena este personal, cuando se capacita y cuáles son los presupuestos que disponen para ello?
Que está haciendo el Sector Interior con los demás Sectores para contrarrestar las demás amenazas? todos los días desaparecen personas, el tráfico de organos es diario, la trata de blancas ni que decir y otros que sería largo de enumerar.
Debo decir que luego de estudiar el caso de Honduras y Nicaragua, en esos Países  emplearon planes que sin aumentar la seguridad disminuyeron la delincuencia y ese fue un trabajo conjunto de todos los Sectores y la Sociedad en pleno, combatieron a las famosas Maras Salvatruchas, al principio con una Ley que dio el Gobierno llamada Mano Dura y otra Ley llamada La Súper Mano Dura, pero esto no disminuyo la violencia, hasta que en la actualidad está dando resultado la Ley de Manos Extendidas y el apoyo de ONG’s.
Quien les habla tuvo la oportunidad de trabajar en la ciudad de Washington en el Comité contra el Terrorismo y Narcotráfico como miembro del Estado Mayor Internacional de la Junta Interamericana de Defensa de la OEA y trabajamos con los embajadores y representantes de Honduras, Guatemala y El Salvador en el seguimiento de los resultados de la Ley de Manos Extendidas la que ha dado resultados y por consiguiente disminuido la delincuencia
Al respecto Sugiero entrar a la dirección abajo expuesta y ver un video de Discovery Channel, si encuentran una similitud con lo que ven en nuestro querido Perú se darán cuenta que el fenómeno se ha extendido en la región, cosa que nuestras autoridades niegan o por lo menos no lo quieren ver así.






Hay que tener en cuenta que la Seguridad es carísima y una seguridad barata nunca dará resultados.
Con una PNP maltratada y no considerada estamos corriendo riesgo que esta sea sumamente corrupta, aún tenemos la suerte que en nuestro país existen muy buenos policías, pero no esperemos a estar como otros países  en los que son parte de la delincuencia.
Evaluemos los famosos talentos que el Gobierno pone en las diversas carteras con sueldos descomunales y que no le ponen énfasis a la tarea encomendada reflejando total IGNORANCIA.

Qué hacer con nuestro Sistema carente de Bienes tales como la Tranquilidad y la Seguridad y cuya responsabilidad de otorgárnosla es la de nuestras autoridades y al final de todos nosotros la Sociedad en pleno. 

sábado, 3 de mayo de 2014

04 de Mayo de 2014

Carta abierta al Sr. Presidente del Perú Ollanta Humala Tasso

    ¨Año de la Promoción de la Industria Responsable y del Compromiso Climático¨ 

Lima 04 de Mayo del 2014


Sr. Presidente Constitucional del Perú

Comandante del Ejercito del Perú en Situación Militar de Retiro
Don. Ollanta Humala Tasso

Sr. Presidente, quien le escribe es el Coronel de la Fuerza Aérea del Perú en Situación Militar de Retiro Hilario Valladares Zegarra, quién además a todo orgullo es Defensor Calificado de la Patria situación que me da la autoridad moral de dirigirme a Ud. y por su intermedio a sus Ministros sobre todo al Primer Ministro, al de Defensa, al del Interior y al de Economía, para manifestarle el sentir de los hombres y mujeres que visten el glorioso uniforme de la patria y que de seguro Ud. lo sabe perfectamente por su condición de Militar.

En nuestro país, el común de las personas piensan o por lo menos lo han manifestado en algún momento, incluyendo a los políticos en general, que cuando hay guerra o enfrentamientos violentos deben acudir las FFAA o la PNP ya que ese es su trabajo y están en lo cierto es nuestro trabajo y es aquí que quiero explicar lo siguiente:

Este trabajo como Ud. sabe es suigeneris, ya que para ejercerlo, la persona debe reunir condiciones
excepcionales, no solo por la formación y entrenamiento que recibe en sus respectivas Instituciones, ni por el rigor al cual es sometido durante su carrera profesional, sino porque su integridad y cariño a la patria van más allá de todo lo espiritual y lo material, el suscrito ha participado en la guerra contra la subversión y el terrorismo por casi 20 años, también en la lucha contra el narcotráfico por una cantidad similar de años, además de haber participado directamente en los conflictos armados con el Ecuador en el Falso Paquisha y en la Cordillera del Cóndor, este último, ocasión en el que casi perdiera la vida, lo comento para decirle, que al igual que Ud. sé lo que se siente cuando uno va a la guerra, es el momento en el que la persona renuncia a todo lo que más ama en la vida, en primer lugar renuncia a su amada familia, a sus padres, esposa e hijos, amistades, y a todo lo material que tiene o pueda poseer; renuncia a la vida ya que este trabajo exige este tipo de sacrificio  porque no se puede saber que nos espera en la guerra, por eso y por su intermedio quisiera preguntarle al Sr. Cateriano Ministro de Defensa,  ¿Sabrá de que habla cuando dice que a los combatientes que van al VRAEM se les otorgará un plus en sus remuneraciones para compensar el sacrificio que están haciendo?, con todo respeto pero creo que no tiene ni la menor idea de lo que dice cuando se refiere al sacrificio que hace un combatiente, debo decirle que el personal no va a la guerra por dinero, el espíritu es otro, por eso es que los reconocimientos son solo honoríficos, lo que el Estado debe hacer es que la satisfacción del deber cumplido se vea reflejada en vivienda decorosa, educación de calidad y asegurada para los hijos y las necesidades básicas totalmente solucionadas, además de una vejes digna, eso no lo pedimos ni lo pediremos, pero que justo sería que nuestro país nos lo diera en reconocimiento al sacrificio, valga la redundancia.

Quien le escribe tiene la suerte que le pueda dirigir esta misiva pero hay muchos que ya no tienen esta oportunidad y se inmolaron en aras, de que lo que hacían, lo hacían para que nuestro querido Perú siga su marcha adelante, que el Bien Estar sea conseguido y que el Bien Común también, no se olvide que la Guerra es la continuidad de la Política por la vía armada, cuando la diplomacia y la política ya agotaron sus oficios entonces envían a la FFAA o a la Policía Nacional.

Cuando le digo que tengo la suerte, no es tan así, ya que de por medio están la preparación, el entrenamiento y el conocimiento de las cosas que se deben hacer con profesionalismo y para eso nuestras Fuerzas Armadas deben estar dotadas con todos los medios necesarios para que la misión se cumpla con éxito y que la respuesta a la gran pregunta de “si regreso” esté más cercana la certeza que a la incertidumbre.

El soldado para cumplir con su sagrado deber, lo primero que tiene en la mente, es a Dios y a su Patria, es por eso que llegado el momento es capaz de inmolarse con amor y entrega total, 
pero por lo que se ve, parte de nuestra sociedad y muchos de nuestros políticos, lo último que tienen en la mente es a su Fuerza Armada y Policía Nacional ya que se nota una total indiferencia respecto a su problemática y a las demandas que el personal tiene, demandas que reclama a través de una atmósfera legal, sin llegar a situaciones que pongan en riesgo el sublime compromiso personal que tienen con su Perú.

Sr. Presidente, dígame sin desmerecer a otros trabajos, cuales implican tales renuncias por parte de quienes lo ejercen, sus Ministros han pensado alguna vez en renunciar a todo lo que tienen o poseen por su País?, alguna vez han pensado en dar la vida por la patria?, han pensado alguna vez en renunciar a todo, incluso a sus vidas para que nuestro Perú sea mejor para todos, pues le diré que todos los miembros de nuestra FFAA y PNP lo hacen todo el tiempo sin intereses económicos ni materiales, solo con el interés de la satisfacción del deber cumplido y Ud. lo sabe.


Hoy en día que todo se ha globalizado, también las amenazas se han globalizado y es por eso que es necesario estudiarlas profundamente porque todo nos afecta y debemos tener Políticas de Defensa y de Seguridad que nos permitan desarrollarnos como manda nuestra Constitución Política, que es la de tener un Ambiente de Seguridad Integral y de Bienestar General, los que en la actualidad son un Bien Carente.

Para finalizar esta misiva, quisiera pedirle con el respeto que Ud. se merece, que observe con detenimiento los ofrecimientos que Ud. mismo hiciera al iniciar su mandato, con los cuales nuestras FFAA y PNP estarían bien consideradas (Personal Militar en Situación de Actividad, Retiro y Disponibilidad), lo que redundara en beneficio de toda nuestra sociedad y de nuestro País, además no se olvide del juramento que hiciera al recibir su espada.

Sr. Presidente, no se olvide que las FFAA y PNP para su accionar se basan en el estricto cumplimiento de las Leyes, Normas y Reglamentos, por lo que no quisiéramos pensar que nuestro Jefe Supremo y el Ejecutivo en pleno, no las cumple o simplemente no las toma en cuenta, cosa que constituiría un pésimo ejemplo.


Ud. Sr. Humala Ud. sigue perteneciendo al Ejército del Perú y es un Comandante en la Situación Militar de Retiro y no dejará de serlo hasta el último día de su vida, salvo que renuncie y solicite su Baja y entonces no tendría ningún lazo con el Ejército ni con la FFAA, le hago esta atingencia tratando de tocar el lado sensible de los Valores Institucionales que le inculco su Institución el "Ejército del Perú"
Sin otro particular me despido agradeciéndole de antemano la atención que le dispense a la pte., no sin antes recalcarle que le escribe un soldado del aire y como tal lo hace teniendo en la
mente como primer término, a Dios y a mi querida Patria, el Perú.


Atte.
Hilario Valladares Zegarra
COR FAP (r) 
DNI 43710316